Como podéis ver, los registros muestra unos valores medios no muy elevados, tal como predecíamos, debido a la rapidez con que sucedieron y al efecto depresión observado (en amarillo el de Fuente Álamo).
Estos valores nos indican que muchas emisiones de los medidores fijos de nuestra red quedarán enmascaradas, y que para valores de 0,4 μSv/h deberemos sospechar que se trata de un valor originado por una emisión elevada aunque fugaz.
Esto no debería inquietarnos, ya que el que haya emisiones de este tipo lo único que nos indica en principio es la inestabilidad de nuestra zona y la influencia de esta inestabilidad sobre los niveles de radiactividad natural, algo que ya sabíamos, especialmente desde el terremoto de Lorca.
Por el contrario nuestro interés se debe centrar en las emisiones súbitas, prolongadas y elevadas, como la ocurrida el 18 de diciembre, donde hubo una emisión prolongada, con un temblor posterior en Orán.
Por otro lado el efecto producido en los medidores fijos deberemos
cotejarlos con el medidor móvil, para apreciar la influencia de la
velocidad de nuestro vehículo (110 Km/h) en la captación de la
radiactividad. Esperamos que no influya demasiado por su gran
capacidad de penetración, velocidad de las radiaciones γ, y
la extensión del area afectada; de lo contrario deberemos plantearnos
que el emisor de material radiactivo es mucho más localizado de lo que
imaginamos.
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